Hay días en los que te conviertes en profe de inglés de tus compañeros usando a Carrie Bradshaw como pretexto, en los que las palabras de un preso te emocionan, en los que un alumno al que pones todas las facilidades se te rebota de mala manera y en los que un alma cándida te confiesa que ya no ve páginas porno porque un rayo le petó el ordenador.
Así, sin más. En un día.
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