Pues eso, ya va quedando menos. Los finales de curso no suelen gustarme por el hecho de tener que despedirme de mis alumnos, aquellos con quienes he difrutado, con quienes he aprendido y cuya evolución he seguido de cerca. Bueno, gracias a Dios no muy de cerca, porque según uno de mis no-tan-chiquimonsters de 3º... a ver, no sé cómo explicarlo... Mejor os lo cito textualmente: "Profe, eres la única mujer que me ha dado placer sin tocarme".
Pero el final de curso, y especialmente este año, tiene muchas cosas buenas: llega el veranito y el calorcito, después de un pico de trabajo con los exámenes empiezan los días más relajados, la concentración horaria... y la vuelta a casa. Y no sólo la vuelta a casa, sino a las buenas rutinas: comer ensaladitas, leer, bordar (y limpiar, que casi he acabado viviendo en la inmundicia). ¿Sabéis la de tiempo que hacía que no leía? ¡Un porrón!
Bueno, y llevo ya para 15 días afónica, pero, bah... De algo hay que morir, ¿no? ¡Pues que no sea de CEPA! :D Jajajaja.
Qué ganitas de terminar! ;)
ResponderEliminar¡Y tanto!
EliminarYa queda menos ;) Pásate por mi blog que te he dejado un regalito, jajajajaja
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