domingo, 2 de febrero de 2014

Como Antonio Gala, "Ahora hablaré de mí".

Hoy ha sido uno de esos días para mí. Un domingo de los de hacer lo que a uno le da la gana. Ayer me quedé sopa en el sofá, pero muy sopa, y para cuando me di cuenta ya eran las 8 de la mañana. Shit. Bueno, no ha sido del todo malo. Me he levantado y he desayunado. A continuación, como no sabía qué hacer pero quería permanecer calentita junto a la mesa camilla, retomé el libro con el que me dormí plácidamente la noche anterior. Llevaba mucho tiempo sin leer. Sin leer a gusto. Sin leer imaginándome los lugares y los personajes, sin leer despacito, esa lectura en la que puedes volver atrás cuando quieres para volver a gozar una y otra vez de ese párrafo tan hermoso. Hoy también me he dado cuenta de que cada vez más voy necesitando las gafas para mis tareas del día a día.

Últimamente he estado bastante pachucha, tanto físicamente como de ánimo, así que no he entrado mucho al blog. El hecho de que en el 95% de las veces que lo intento mi ordenador no arranque tampoco ayuda. Cuando se llega a la saturación mental lo más importante es no alcanzar el "punto de no retorno". El estrés en muchos casos es el precursor de enfermedades muchísimo más graves, tanto físicas como mentales, así que me he hecho el firme propósito de decir lo que realmente pienso en el momento en el que lo pienso (puesto que los demás hacen lo mismo sin importarles las consecuencias). Ha llegado el momento de pensar en mí, y si alguien lo quiere llamar así, ha llegado el momento de ser egoísta. Que nadie se lo tome a mal, es pura cuestión de supervivencia. Y si alguien pensaba que ya digo TODO lo que pienso, jamás se había equivocado tanto.

Dentro de ese propósito entra el poner mi salud por delante (incluso -y sobre todo- por delante de la de los demás -ya sabéis, eso de la supervivencia-), no dedicar al trabajo más de las 37'5 horas que me pagan, ser más maleni y hacer cupcakes y cositas molonas de estas que engordan con sólo mirarlas, coser y bordar más y acabar esas toallas que empecé en Ibiza y se me están eternizando, intentar no hacer rabiar a mi madre (sólo intentarlo), decirle a mi churri que lo quiero mucho una media de cinco veces al día :D, pasar más tiempo con las amigas e ir más al gimnasio, que mola mucho y sirve para quemar todas esas boniteces gastronómicas que tengo en mente cocinar.

Hoy, de momento, he empezado a funcionar por "arranques": he puesto una lavadora, he desmontado la campana extractora, la he limpiado y la he dejado como los chorros del oro, y encima he arreglado la lucecita interior y tengo una cocina vintage aún más cuca. Además, estoy leyendo Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda. La lectura, combinada con la manicura, es un gran pasatiempo. No os digo cómo tenía las uñas de débiles y astilladas, pero ahora al menos parecen las de una señorita. Las de una señorita que ha regresado a sus buenos hábitos lectores y va a mandar a todo el mundo a la porra cuando le venga en gana. :D

Y por cierto, to whom it may concern: las actas de las RED las hacen los tutores, no el miembro más joven del equipo. (Y aquí voy a ahorrarme una blasfemia, porque si una no es fina, al menos tiene que parecerlo).

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Bonus: Casi todos mis alumnos de este primer cuatrimestre han aprobado y, además, muchos de ellos ha sacado notazas. Quieras que no, esto alegra. Tener más de 10.000 visitas en Slideshare y porrocientas descargas de mis materiales, también. Saber que mi mami se va a Tenerife a ver a la familia y que mi churri-love viene a verme el fin de semana que viene, pues también, para qué nos vamos a enganar. :D

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