martes, 8 de noviembre de 2016

El estuche de emergencia

Este año me he dado cuenta no sólo de algo de lo que vengo apercibiéndome desde hace ya un tiempo, como son aquellos alumnos con necesidades económicas severas, sino también de que tenemos un grupo significativo de alumnos que no son lo suficientemente maduros y autónomos como para autogestionarse cosas tan básicas como sus necesidades fisiológicas, cuanto menos para organizarse su material y su trabajo. Antes de que me apedreéis, os diré que hablo de chavales de 11 o 12 años como mínimo, edades en las que creo que esto ya tendría que estar más que superado.

Así pues, cansada de prestarles mi material, he decidido crear un "estuche de emergencia" del que poder tirar sin tener que quedarme yo sin lápiz, bolis o goma. Ya sabéis que el material escolar tiene tendencia a desaparecer y/o volatilizarse...



¿Qué os parece la idea? ¿Cómo lo solucionaríais vosotros para que la falta de material interfiriera lo mínimo posible en vuestra asignatura?

miércoles, 5 de octubre de 2016

Día mundial del docente

En el día mundial del docente os dejo dos cosas: un tuit y un vídeo.





*Activad subtítulos

martes, 4 de octubre de 2016

Septiembre fue un mes de mierda.

Lo dicho. A ver si octubre se nos hace más llevadero.

Aunque no os he deleitado con mis anécdotas de principio de curso, este año también promete situaciones jugosas.

Y van hoy y dicen los políticos que paralizan la Lomce.

Mátame camión.

domingo, 21 de agosto de 2016

De sobornos y de sistemas educativos.

¡Qué difícil es reflotar un blog cuando se lleva tanto tiempo sin publicar nada en él! La verdad es que no será que no tenga cosas que decir. Los que me conocéis sabéis que soy muy parlanchina. :D Lo que sucede es que a veces cuesta poner orden a todas las ideas que le vuelan a una por la cabeza, pero me he propuesto ir liberándolas aquí poco a poco. A veces compartir una experiencia no sólo enriquece a quien la escucha, sino también a quien la cuenta, pues la comprensión de nuestros semejantes es a veces lo único que necesitamos.

Hoy os voy a contar una de las historias de Rosa. Rosa fue alumna mía el curso pasado en Santanyí. Un bombón de alumna: estudiosa, respetuosa, obediente, crítica, con espíritu emprendedor, capaz de razonar y de sacar sus propias conclusiones, trabajadora... La verdad es que todos los alumnos en ese grupo compartían en mayor o menor medida sus características (lo que hacía de ellos un tipo de grupo que probablemente no vaya a encontrarme en mucho, mucho tiempo), pero había un conjunto de niñas que eran TOP. De esos alumnos que marcan, pero para bien. De los que te hacen disfrutar día a día de tu profesión y que hacen que ir a tu clase merezca la pena minuto a minuto. De los que te emocionan con su compromiso. De ese tipo de alumnos y alumnas hablo. De ese que no abunda, pero sí que existe, y que también necesita nuestro cariño, pues a veces se sienten un poco abandonaditos, porque como son responsables, pues ya se sabe...

Pues bien, cierto día Rosa y sus compañeras estaban harto enfadadas con una de sus profesoras pues, tras haber tenido un detalle con ella (como podéis imaginar, se trata del tipo de alumnas que siempre tienen detalles con sus profesores, en este caso, un cachito de tarta), las acusó de hacerle la pelota para tener más nota. Si bien el comentario de mi compañera no fue para nada fuera de tono, y seguramente estuvo hecho en plan de broma con el mayor de los cariños, estas chicas se lo tomaron bastante a mal, pues ellas creyeron que la profesora sí estaba entendiendo ese gesto como un soborno en toda regla. Os juro que les dolió en el alma, si hubierais visto sus ojitos, me creeríais.

Como estaban muy alteradas y muy dolidas, me tocó hacer lo que tenemos que hacer todos en algún momento en vez de dar clase: pararnos, escuchar, explicar, hacer razonar, hablar, explicar... En definitiva: relajar el ambiente. Cuál es mi sorpresa cuando, en una de sus intervenciones, Rosa, con todo su aplomo y entereza, la espalda y la cabeza erguidas, afirma con seriedad: "Profe, yo no necesito sobornar a nadie para sacar un diez, me basta con mi trabajo y con lo que estudio. No es que quiera sonar sobrada, pero es que es verdad: si trabajas y estudias, mejores o peores, ahí están los resultados".

TOMA YA. En ese momento esta adolescente era la viva imagen de la palabra dignidad.

¿Cómo os quedáis? En ese momento yo no sabía si ir a abrazarla y llenarla de besos o ponerme a aplaudir (cosa que casi hicieron sus compañeros), pero la verdad es que me dejó descolocada.Ver a una chica de 13 años con las ideas tan claras, con tanto compromiso y con tanto aplomo no es sólo poco usual, por desgracia, sino que por otra parte también es una luz de esperanza en nuestro sistema educativo. 

¿Qué queréis que os diga? Ni somos Finlandia ni lo seremos nunca, no sólo por los cafres de nuestros políticos que nos cambian el sistema educativo y a quienes hay que echar de comer a parte, sino también porque somos una cultura diferente, la mediterránea, con más horas de luz, con alumnos que pasan antes la adolescencia (regla a los 11 años vs. regla a los 14 o 15, de media, en los países nórdicos). Sí que es verdad que se debería de invertir el triple en educación de lo que se invierte ahora y que la caverna política y demás gurús que no han pisado una aula en su vida deberían dejar trabajar a los docentes sin fastidiarnos más el panorama, pero como dijo Laporta: ¡Al loro, que no estamos tan mal!

Tan mal no lo hacemos aquí cuando hay científicos españoles por medio mundo, y tan bien no lo harán en Finlandia cuando su tasa de suicidios es de las más elevadas del mundo, aunque de esto ya hablaremos otro día, pero ni aquí todo es un desastre, ni allí todo es oro. Tenemos una materia prima fabulosa, no dejemos que se eche a perder. Está en nuestras manos, las de los profes, no las de los políticos, hacer de nuestros alumnos los adultos responsables del mañana. Valoremos e incentivemos más a alumnos como Rosa, busquémosles actividades que les estimulen y que, a su vez, también motiven al resto de sus compañeros para mejorar. Os aseguro que se puede hacer y que no es tan difícil, y que incluso se puede hacer con métodos tradicionales. Creedme. Se trata de no perderlos. Se trata de no perder a ninguno por el camino. A ninguno.

jueves, 14 de julio de 2016

Puertas abiertas

Los finales de curso siempre vienen acompañados de sus tradicionales galas/shows/encuentros o lo que sea que se haga. Este año es la primera vez que participo en una Jornada de Puertas Abiertas, que incluía exposición, cena y gala con actuaciones, entrega de premios y graduación. ¡Un completo, vamos!

Aquí os dejo el enlace al post de la revista digital Téntol del IES Santanyí, donde os lo resumen. No os creáis que me voy a quedar aquí, no... :D También os voy a poner las fotos de la exposición de Lengua Castellana, en la que participamos todos los profes y había trabajos de todos los niveles y grupos. Aquí las tenéis: ¡Disfrutadlas!








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Encontraréis el show de final de curso de los alumnos de Taller de Teatro que se proyectó tanto en la exposción como en la gala en este enlace.

miércoles, 13 de julio de 2016

Balance de un curso maravilloso

Hace mucho tiempo que no escribo, no sé si porque no encontraba el momento, o porque a veces no soy capaz de moderar el lenguaje y por eso prefiero dejar enfriar ciertas situaciones. Así pues, hoy, en pleno mes de julio, cuando hace ya casi dos semanas que ha acabado el curso, creo que puedo hacer un balance más que positivo de este año en el IES Santanyí.

Santanyí está a 80 km de mi casa, lo que hablando en peninsular es como ir de Barcelona a La Coruña (y volver) cada día. Cosas de los isleños, que en cuanto nos sacan de nuestra zona de confort "carreteril" ya parece que tenemos que hacernos el hara-kiri. A todo esto tenemos que sumarle el gasto de gasolina que, estando una como ha estado a media jornada, pues es más que significativo. ¡Y eso que en septiembre estrené coche! ¡Olé mi Corsita!

Ya habéis visto que la parte mala de la media jornada es el sueldo; la parte buena es que una no va tan ajetreada y puede disfrutar más del trabajo y de esos chiquimonsters de 2º de ESO a los que tanto echaba de menos. Este curso me ha tocado pleno de segunditos: dos clases más la optativa de Taller de Teatro, también de segundo. Si bien es cierto que son agotadores, porque lo son (cansinos que son los adolescentes), también es verdad que es un curso muy bonito porque es en el que se experimentan ciertos cambios... Ya me entendéis. Que en septiembre tenemos a niños que juegan a Pokémon y en junio tenemos a hombres de voz grave y pelos en todas las partes de su cuerpo que quieren jugar a las Barbies... Cosas de la edad. :D

Qué queréis que os diga... Ahora que ya llevo un tiempo sin ellos los echo de menos. Echo de menos sus rabietas, sus gritos y mis gritos, sus caras de complicidad, sus ganas de hacer una trastada, entrar en clase (uhmmm... ese olor de humanidad...), usar los libros, la PDI, tener una clase de profeconsejos... Lo echo de menos. Los echo de menos. Es lo que tiene la vida del interino, que en la mayoría de ocasiones no vuelves a ver a los que han sido TUS alumnos, TUS niños, porque el destino no os vuelve a cruzar. ¿Qué habrá sido de los que tuve en Manacor, en Mahón o en Sant Antoni? ¿Qué será de mis nenes de Santanyí? De todo corazón espero que les vaya bien y que algún día alguno de ellos también se pregunte qué ha sido de mí, porque eso significará que algo de lo que han aprendido conmigo (bueno o malo) ha quedado en su memoria. Y me sentiré orgullosa de ello. Y de ellos. 

Algunas de mis alumnas de Mahón, que de tanto en tanto se acuerdan de mí.
"Mis nenas"


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En los próximos días iré publicando algunas de las experiencias que hemos vivido este curso, así, a salto de mata, pero espero que os gusten. :D

lunes, 23 de mayo de 2016

La tuitera dicharachera

Últimamente tengo tanto que contar, que no llego ni al blog. Mi adicción a las redes sociales es de sobras conocida por todos vosotros, pero últimamente Twitter se lleva la palma. Será por eso de que ofrece más anonimato. ;)

Aquí, algunos de mis últimos "tuits educativos":



































jueves, 14 de abril de 2016

El trabajo sucio.

Llevo muchísimo tiempo sin publicar en el blog. Lo sé. Soy consciente de ello. No es que no haya tenido nada que decir, aun al contrario, pero ni el tiempo ni las fuerzas me han acompañado para dedicarle un poquito de tiempo al Diario. Hoy sí. Hoy me veo en la necesidad de escribir, de quejarme (como siempre, diréis), de decir unas cuantas verdades o, más que de decirlas, de hacerlas públicas.

Probablemente yo soy la profesora más mediocre que tienen mis alumnos. No voy a discutir este hecho ni lo voy a poner en duda, os daré ese placer. Sin embargo, también os puedo decir que mis clases son de las más disciplinadas de todo el centro. Se habla cuando se tiene que hablar, se calla cuando se tiene que callar y los alumnos normalmente tienen de 10 a 30 minutos para realizar sus actividades en clase, así les puedo resolver dudas. Y trabajan. Mucho. En orden. En ese silencio relativo que se crea en un entorno de trabajo tranquilo, productivo. También, de un modo u otro, les intento premiar por ello.

Sin embargo, la labor educativa es mucho más que esos 55 minutos por sesión que pasamos en el aula. El centro es mucho mayor y nos implica a todos, y no hablemos ya de la comunidad educativa. ¿De qué sirve un profesor excelente en su materia pero que se esconde en los despachos para eludir cualquier responsabilidad? ¿De qué sirve que en la sala de profesores haya seis docentes corrigiendo o preparando clases (algo importantísimo) si ninguno de ellos es capaz de salir cuando se produce un altercado o cuando hay un alumno expulsado? Hay momentos en los que la responsabilidad no recae sobre un único profesional, sino que nos afecta a todos. O al menos debería afectarnos a todos.



Ser profesor es mucho más que dar la clase, y nuestra profesión no se acredita sólo con ganar la oposición. Eso te certifica administrativa y académicamente como funcionario de carrera, pero no serás profesor hasta que no vivas tu centro y tus alumnos y te impliques en su funcionamiento, en su aprendizaje, en todos y cada uno de los pequeños aspectos, por minúsculos que sean, que forman parte de la labor docente.

Es lamentable ver como algunos profesores, y esto pasa en todos los centros, no se levantan de la silla si no tienen una hora específica asignado y/o se les pide expresamente su colaboración. Es algo deplorable. Así de claro lo digo, aunque me gane mil y una enemistades. Por poner un ejemplo, no me parece normal que haya una pelea en el pasillo y que nadie se dé cuenta, menos normal me parece que algunos escurran el bulto. Que luego cuando sucede una desgracia nos rasgamos las vestiduras, y son cosas que se pueden evitar con la colaboración y el trabajo de todos y haciendo un ejercicio de corresponsabilidad.

Muchos me dirán que "lo hago porque quiero". ¡Por supuesto! ¡Faltaría más! Ahí reside el problema: muchos no quieren. No quieren ver esa parte de nuestro trabajo, la de mediadores, la de agentes de prevención de la violencia. O arrimamos todos el hombro, o tendremos que poner a la policía a vigilar los pasillos en los cambios de clase y durante los recreos. Se habla mucho de la violencia en las aulas y de la irascibilidad de los alumnos, ¿pero qué se hace para neutralizar esto? Si algunos docentes son incapaces de llamar la atención a un alumno que está rompiendo algo, ¿cómo podemos pretender que ese mismo "profesional" se ponga en alerta ante un acto violento? Las grandes cosas empiezan con gestos pequeños, pero hay que empezar.

Que luego los que más se quejan son los que menos hacen. Y así nos luce el pelo. Os lo dice media interinucha.

sábado, 5 de marzo de 2016

Shakiras

Que Gerard Piqué ha sido siempre un niño mimado de una familia algo más que acomodada de Barcelona, y que encima el talento físico y la suerte profesional le han sonreído, no es nada nuevo. Es una persona a la que nadie le dijo un "NO" a tiempo, y en esas estamos. No está en "Hermano Mayor" porque está podrido de pasta y porque pues... ya está muy mayor para que se le pueda corregir.

De Shakira, su actual pareja y madre de sus dos hijos, tenía otra visión. También es verdad que es una muchacha a la que nunca le faltó el pan y que lejos estaba de pertenecer a la clase baja colombiana. No era ése su caso, afortunadamente para ella, pero no parecía ser una chica con demasiadas salidas del tiesto.

Hasta que abre la boca.

Y encima hay quien la defiende.

Vean el documento adjunto:


jueves, 18 de febrero de 2016

A vueltas con las lenguas... ¿extranjeras?

Llevo unos días entre disgustada e incrédula. No hace falta hurgar el motivo ni las circunstancias en las que se produjo el comentario, pero resulta que ahora soy profesora de una lengua extranjera. Sí, como lo oís. Hay centros de primaria que han aseverado que otorgan a la lengua castellana el estatus de lengua extranjera. Así, sin vaselina.

Afortunadamente la interlocutora de la persona que soltó semejante salvajada era bastante más educada y bien hablada que yo, además de ser una señora y una grandísima profesional como la copa de un pino, como todos mis compañeros de departamento, pero de haber sido yo la persona que hubiera escuchado ese "desafortunado" comentario le hubiera contestado varias cosas. No me preguntéis dónde hubiera dejado la educación que me ha dado mi madre, porque no creo que los exabruptos precisamente hubieran brillado por su ausencia.

Respuesta a quienes creen que el castellano es una lengua extranjera en Baleares (y le dan ese tratamiento en la educación).

1. Lingüística, histórica y socialmente, efectivamente el castellano fue lengua extranjera en Baleares. Eso sucedió en el siglo XVIII. Ir tres siglos atrás me parece, cuanto menos, de perogrullo, más aún hoy en día, cuando los movimientos sociales nos permiten gozar de decenas de lenguas en un entorno tan pequeño como es Mallorca. Os voy a poner una comparación algo cogida con pinzas: el inglés también es una lengua extranjera en Norteamérica, ¿no?

2. Sí es cierto que vivimos en un contexto bilingüe y que en algunas zonas el catalán es la lengua predominante, como en los pueblos, y en otras los es el castellano, como en la ciudad y muchas de las zonas turísticas de la costa. Tengo la suerte de trabajar en un centro con un alumnado muy heterogéneo, y sean de donde sean, todos dominan ambas lenguas, aunque una de ellas sea su L1. Con el inglés desafortunadamente no les suele suceder lo mismo. ¿Será que sí es una lengua extranjera?

3. Me parece de gran bajeza profesional quitarle valor a una asignatura, me da igual cuál sea. ¿Cómo una persona que menosprecia la asignatura de castellano luego puede defender materias que sí están corriendo serio riesgo como la pástica, la música o la tecnología? No voy a entrar a valorar otras implicaciones de este hecho porque no quiero ni sospechar que entren factores políticos en juego. Un docente ante todo es un profesional, un educador, alguien que debe aportar valores y conocimientos a sus alumnos. Y ya.

4. Ninguna lengua merece ser menospreciada. Ninguna. Por ningún motivo. Si uno pretende que se respete su idioma, parte esencial de la cultura propia, lo que debe de hacer es facilitar su aprendizaje y usarlo. Dedicarse a apartar otras lenguas o a menospreciarlas no sólo no sirve para mejorar el estatus de la tuya, sino que, además de ser poco productivo, es de bastante mal gusto. ¿No os da la sensación de que hay personas que hacen lo que precisamente criticaban hace un tiempo en otros? No sé... igual mi memoria me falla...

No quiero acabar esta entrada sin antes dedicar un cariñoso abrazo a quienes me han hecho, de la noche a la mañana, profesora de lenguas extranjeras. Llegan un poco tarde. También les ofrezco una clase gratis sobre la evolución del castellano en Baleares que, por cierto, constituye una variedad dentro de la dialectología de la lengua española. Mal que les pese.

multiglotte.org

No es éste un texto sobre la situación de bilingüismo y de diglosia en Baleares, se trata de una simple reflexión sobre el respeto a TODAS las lenguas, ya sean primera, segunda o extranjera, en el ámbito docente para que este respeto se haga extensible a todos los ámbitos de la sociedad.

Asimismo, aprovecho para hacer hincapié en el hecho de que en este post me he moderado mucho. Muchísimo. Hasta la coronilla me tienen. Menos mal que trabajo en un centro en el que la enorme mayoría de los compañeros respeta nuestro trabajo y nuestra asignatura. En ese concepto, en el respeto, radica todo. A los que van a empezar a atacarme por mil motivos más políticos que lingüísticos, les recuerdo este post: Enllaçats pel català!

miércoles, 17 de febrero de 2016

Padrenuestro que no sé dónde estás, éste es nuestro pan de cada día...

Lo voy a resumir: La están liando parda.

Hay que ser muy corto de miras para creer que esto va sólo de blasfemia. Tampoco me sirve el argumento de que se quería hacer una apología del feminismo y del cuerpo de la mujer con el "madrenuestra" porque, sinceramente, si alguien tiene que recurrir a faltar al respeto a una religión para defender unas ideas es que es mucho más corto de miras que aquellos que sólo ven la blasfemia. No voy a entrar a valorar que ni de coña broma hubieran hecho algo similar con algún rezo de la religión musulmana. Huelga especificar los motivos.

En estos días en los que todo parece estar permitido en aras de la libertad de expresión (que alguien tendría que recordarles que no es ni libertad de ofensa ni libertad de insulto), creo que merece la pena que recordemos un Padrenuestro versionado que de verdad es arte, y que es muy incisivo en todo lo que explica sin la necesidad de ofender a nadie, mucho menos a la religión de la cual lo toma. Es más, en él se hace un ejercicio de crítica y de reflexión en aras de recuperar la esencia de la religión católica y de reclamar la paz y la justicia para todos; de hecho, es un clamo a Dios para que sea el Dios de todos y para que no ignore a los desfavorecidos. Me refiero a la versión de Benedetti en voz de Nacha Guevara: Un Padrenuestro Latinoamericano.

Esto es arte:




Esto es una patochada:


Sinceramente, como mujer, si se querían reclamar nuestros derechos, nuestras libertades y el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, flaco favor nos hacen estas pantomimas, que ponen la atención en la ineptitud de quienes lo permiten en un acto público (otra cosa sería un espectáculo privado) y que desdibujan el mensaje utilizando unos recursos ¿estilísticos? que no son, a mi juicio, los apropiados. Con esta fantasmada irreverente no hacen más que ensombrecer la lucha de muchas y quitar valor a un mensaje que, en sí, sería muy necesario que llegara a quien correspondiera. Mal canal, si éste oculta el mensaje en vez de ayudar a transmitirlo.

Líbranos de cualquier mal. Amén.

sábado, 13 de febrero de 2016

Carta al director: los titiriteros y el (mal) ejemplo a los niños

Ahora que ya los han soltado y, oh, sorpresa, como les han requisado las marionetas en cuestión, el juez opina que no hay riesgo de reincidencia (lo voy a dejar aquí), os comparto la carta al director que mandé al Diario de Mallorca (publicada el miércoles 10 de febrero) y al periódico Última Hora (publicada el jueves 11). El problema, señores, no es la posible apología del terrorismo, sino que fueron unos inconscientes al representar ante niños una obra que bien sabían que no era apta para menores. Ya basta de defender lo indefendible porque mire, en los tiempos que corren, pues parece que queda bien. Oiga: NO.


"Estos días las redes sociales arden a cuentas de un espectáculo de títeres poco afortunado que se representó en Madrid enmarcado en las celebraciones del Carnaval. No voy a entrar a discutir la política cultural del ayuntamiento de la capital de España, que empieza eliminando toda religiosidad de un acto básicamente religioso como la cabalgata de Reyes y acaba por no saber a quién contrata para llevar a cabo una función de títeres para niños.

¿Es que nadie se ha dado cuenta (ni fiscales ni jueces) de que la mayor salvajada que hicieron los titiriteros no fue la pancarta de “Gora Alka-ETA”, que mira, allá ellos, sino que la expusieran en una obrita de guiñoles PARA NIÑOS? Una obra que a todas luces rezumaba crueldad y era de todo menos apta para menores. La encuadraron en unos actos de carnaval para niños y ellos mismos no tuvieron el más mínimo pudor en representarla ante el público infantil, a sabiendas de lo que era. Aquí hay un delito mucho más grave que el enaltecimiento del terrorismo, si cabe, y es el atentado contra las libertades y los derechos de los menores.

Recordad que quienes primero estuvieron atemorizados y llorando fueron los niños, no ellos en la cárcel. Hubo decenas de familias que luego tuvieron que lidiar con explicaciones y niños que seguramente seguirán pensando en las salvajadas que vieron. Los que tienen hijos y los que, como yo, nos dedicamos al mundo de la educación sabemos cuán difícil es lidiar con escenas impactantes a ciertas edades: pesadillas, repetición de patrones, imitación…

Los titiriteros podrían haber cancelado la función y haber explicado a los presentes que la programación de esa obra en ese horario y en ese entorno era un malentendido. Pero no: prefirieron representarla a toda costa. Espero que su interés fuera sólo cobrar, y no alguna otra cosa mucho más oscura como la utilización de una fiesta popular -para menores- con fines poco… adecuados. El que sólo ve lo del terrorismo es un necio al que se le olvida lo más importante: LOS NIÑOS.

A quienes defienden a ultranza a los titiriteros detenidos y encarcelados alegando que ellos sólo hacían una sátira y que eso forma parte de la libertad de expresión les recuerdo varias cosas: 1. Las libertades de uno acaban donde empiezan los derechos de los demás. 2. Los que tanto han criticado la politización e instrumentalización de los actos públicos son quienes ahora están haciendo lo mismo, e incluso con más inquina. 3. No sirve de excusa que digan que no sabían a quién o qué contrataban. Se les paga para saberlo. 4. Al ver el público infantil y que se trataba de un error, los titiriteros pudieron haber cancelado la función. Pudieron haberlo evitado. Y no lo hicieron."

Isabel Pascual.

jueves, 4 de febrero de 2016

Confesiones Extraescolares

Héme aquí, un día más (y creo que el último, por suerte para mis huesecillos), paseando a alumnos por Palma para enseñarles todo lo oculto que hay detrás de lo que tenemos ante nuestros ojos y para ayudarlos a documentarse para un trabajo que presentarán a concurso. Sin embargo, lo más apasionante de todo ello, de sacarlos en pequeño grupo, fuera de horario escolar, y hacerles sentir especiales, es que actuan con mayor naturalidad de la que normalmente muestran en clase (y algunos muestran mucha, creedme). Para muestra, los siguientes comentarios. ¡No tienen desperdicio!


lunes, 1 de febrero de 2016

A pierna suelta.

A pierna suelta, así es como he dormido los últimos días. La explicación se halla en mis chiquimonsters y lo majos que pueden llegar a ser... cuando quieren. ;)  Hoy he leído una imagen en Facebook y he pensado que sería bonito compartir con vosotros cómo me sentí este fin de semana. Os haré un breve resumen: Los chavales están trabajando para un proyecto que presentarán a concurso y se tenían que documentar. Como tienen 13 o 14 años, y están en plena efervescencia hormonal de 2º de ESO, pues la parte de documentación académica la he reducido mucho y he optado por hacer salidas extraescolares que les permitan ver las cosas de primera mano. No es lo mismo verlo en un papel que experimentarlo.

Un grupo de alumnos me acompañó el viernes por la tarde a un "paseo educativo" por palma y la visita a una exposición, previo paso por el McDonalds para comer, para fomentar la vida sana, ¿sabéis? ;) Con los alumnos de la segunda salida, quienes vinieron acompañados por sus papás, nos encontramos el sábado por la mañana en el Parc de la Mar para fijarnos en la parte arquitectónica de esa parte de la ciudad, ver el Relevo de la Guardia de Honor y realizar una gimcana. La verdad es que los chavales estaban implicadísimos y yo no sé si ellos disfrutaron, que espero que sí, pero yo me lo pasé pipa viéndoles las caritas y viendo cómo trabajaban y preguntaban, y también viendo como eran un ejemplo de conducta para muchos de los allí presentes.

Así pues, aquí os dejo mi reflexión facebookera del sábado.

¿Conocéis esa sensación de orgullo y satisfacción por el trabajo bien hecho? ¿Habéis experimentado alguna vez organizar algo y que pocos te respondan, pero que sean los mejores y que hagan de estos momentos algo mágico? Estoy que no quepo en mí de gozo con los alumnos que tengo este año y con sus familias, que creen que un modelo de educación que combine diferentes corrientes es posible, y que afortunadamente son del parecer de que el mundo y el aprendizaje no se acaban ni en el instituto ni en el pueblo, y de que esta pequeña tierra aún tiene muchas cosas por descubrir. Además, soy afortunada de contar con una "materia prima" excelente, alumnos que no dudan en participar de actividades voluntarias (y sin nota) fuera de horario escolar y que tienen familias que los animan a hacer cosas nuevas. 

No creo que seáis capaces de comprender lo henchida que me he sentido al decir "Estos son mis alumnos, venimos del IES Santanyí", un instituto público, de la Part Forana. Me he sentido orgullosa de la educación pública, a la que pertenezco, y de toda la comunidad educativa. Hoy me voy a echar una siesta sin ser capaz de agradecerles todo lo que se merecen a los alumnos y las familias que han hecho que las últimas 24 horas hayan sido, muy probablemente, las mejores de mi corta carrera profesional. Hoy me retiro con la sensación del deber cumplido. 
 
Os comparto la foto, pues tanto ellos como sus padres me han dado permiso para hacerlo. Mención especial merecen también los tres soles que me acompañaron ayer por la tarde, un diez de chavales y de familias, a las que incluyo en mi agradecimiento. De ellos no puedo poner foto porque aún no tengo permiso. La verdad: merece la pena invertir en ellos todo el tiempo y todos los esfuerzos del mundo. ¡Se los merecen!

La foto de los alumnos del viernes no la puedo poner, pero este detalle de las mamás sí. ¿Y luego me preguntan por qué me encanta 2º de ESO? ;) #ProudOfMyChildren




martes, 26 de enero de 2016

De cómo La Rancia dejó de serlo - pero sólo un poco. ;)

Como ya os dije en el post anterior, a principio de curso mis alumnos me tienen por una rancia de cuidado, alguien en cuyas clases el comportamiento debe ser impecable y a quien se debe prestar atención y obedecer. Fair enough. Siempre he creído que antes que la enseñanza de conocimientos vienen el orden, la disciplina y los valores, sobre todo los valores. La única manera de que un alumno aprenda es con disciplina, y no os alarméis, la disciplina no tiene por qué ser la que siempre vemos en las películas. Disciplina es autogestión, capacidad de mantener un orden en clase, respeto a los compañeros, respeto a los profesores, etc.

La disciplina también implica un alto sentido de la justicia. No hay cosa que los adolescentes valoren más que la justicia. Si bien el orden y la disciplina son las primeras bases a sentar, éstas se mantienen con los hechos de quien tienen enfrente. Os pongo algunos ejemplos:
  • informarles exactamente de qué entra al examen y de qué tipo de ejercicios se les plantearán (ya sabéis que los exámenes son ese monstruo temido por todos ellos); 
  • afearles las malas conductas pero ALABARLES LAS BUENAS, y hacerlo todo públicamente, especialmente lo segundo (no os podéis imaginar el orgullo que sienten); 
  • permitirles que comiencen los deberes en clase y procurar que la carga en casa no supere los 15 o 20 minutos (según las semanas); 
  • relacionado con lo anterior, si unos deberes son muy largos, darlos de una semana para otra y no poner nada más entre medias (así generalmente todos realizan su labor); 
  • mediar en conflictos fácilmente solucionables si se atajan al momento y se trabajan en clase; 
  • buscar alternativas a todos los alumnos para que su aprendizaje sea el que mejor se adapta a ellos.

Fuente: La Profe Raquel

Y como lo anterior, tantas otras cosas. Qué queréis que os diga, igual suena a maripurismo del bueno, pero que una nena me venga y me diga que necesita llamar a casa porque le ha venido la regla y necesita cambiarse o que le traigan medicación (en el centro no podemos suministrársela), me hace ver que confían en mí. Que un chaval (de diez) me cuente que está apurado con todo lo del instituto y que necesita tiempo para él y para poner la mente en blanco me llena de orgullo, al ver que me consideran un puntal de su educación, alguien en quien confiar. Que varios alumnos muestren la libertad de decirme que no han realizado los deberes porque preferían dormir ya que estaban cansados me hace ver que no me tienen miedo -aunque algunos compañeros míos lo crean-; lo mismo sucede cuando un chico me pide que le repita algo y me suelta, tan alegremente y tan tranquilo: "profe, es que me he empanao y no te estaba escuchando". Cuando un alumno te explica las cosas tal y como son, va de frente y muestra su valentía porque sabe que no hay nada que temer es porque tal vez, y sólo tal vez, algo esté funcionando dentro de la educación.

Los alumnos quieren disciplina, la exigen, un día de clase distendida y de reír está bien, pero cuando eso se repite día a día la cosa se desmadra y hacer volver las ovejas al redil es algo prácticamente imposible. A partir del orden y del respeto (aunque éste sea forzado al principio, no lo niego) es como se afianzan los valores y los conocimientos. Quien diga lo contrario miente como un bellaco. O tiene mucha suerte. Aunque para suerte, de momento, la mía. ¿Acaso hay premio mejor que el cariño y la confianza de tus alumnos?

Ay... lo voy a dejar, que me estoy poniendo demasiado sentimental. Malditas hormonas... Ya no soy lo que era. Jajajajaja. A decir verdad, también tengo algún que otro chiquimonster que me odia, pero también estoy orgullosísima de ellos. ;)

lunes, 25 de enero de 2016

La Rancia

Cuando comienza el curso los alumnos me catalogan (o apodan, como prefiráis) como "La Rancia". Los que me conocen y saben cómo trabajo no dudarán en saber cuáles son las razones de semejante nombre... digamos que "afectuoso" por parte de mis chiquimonsters.

Al principio comienzo mis clases de una manera rígida, tratándoles de usted y obligándoles a que me traten a mí de la misma manera. Si alguno se descuida, las dos respuestas existentes son, cuanto menos, cortantes:

Respuesta Rancia: ¿Mande?
Respuesta Muy Rancia: No me apee el tratamiento, que usted y yo no hemos compartido habichuelas.

Las habichuelas de los interneses de los gúgels.

Caso a parte es lo que me ha pasado este año con un alumno de 2º A de Santanyí, que, ni corto ni perezoso, me soltó: "Mestra, què són 'habichuelas'?" Y claro, ante semejante pregunta a una sólo le queda la opción de contener una enorme carcajada y responder todo lo tranquila que puedo "fesols o mongetes", ante la mirada de satisfacción de ese alumno, ese preciso alumno que te sonríe porque, vete tú a saber por qué, le hace una gracia inmensa que los trates de usted. Ese preciso alumno, incisivo sin saberlo, que te dice: "Pero profe, si TÚ parece que tienes sólo 35 años", cuando todavía no había cumplido los 30.

Mucha gente puede pensar que esto es algo antiguo, casposo, rancio, "que no fomenta la cercanía entre alumno y profesor" y mil chorradas más. Mucha cercanía tenía que fomentar esa situación para que no sólo preguntara una duda lingüística con total libertad, sino para que también se atreviera a envejecerme varios años. Eso sí, con una sonrisa.

Si os sirve de consuelo, La Rancia ahora ya les tutea, y ellos a mí. No en vano, el primer trimestre es de tanteo, y en el segundo podemos empezar las amistades. ;)

Mañana, un nuevo post acerca de cómo La Rancia dejó de serlo. ;)

martes, 19 de enero de 2016

De lo políticamente correcto.

Hoy me he hecho eco de la polémica en la que se ha visto involucrado Íker Jiménez a cuentas de "la otra censura". Podéis encontrar más información y el vídeo en cuestión aquí.

A menudo dentro del mundo de la educación me encuentro con compañeros que se erigen en adalides de la libertad de expresión pero que no aceptan más expresión que la suya. Es decir: hay libertad de expresión mientras se piense como ellos. Se han convertido, pues, en todo aquello a lo que critican.

Parece que en los últimos tiempos hasta a los Estados les está afectado esta "otra censura", la ley de "lo políticamente correcto". ¿Acaso no estaremos cayendo en una oscura trampa? Corremos el riesgo de caer en el extremo opuesto de lo que se persigue. Se pretende no crear alarma social al no difundir ciertas noticias. Lo peor de todo es que la alarma social se acaba produciendo no por las noticias en sí, sino porque no se hayan difundido. Algo muy grave y oscuro tiene que estar ocurriendo en el mundo para que esto sea así.

Solamente puedes expresar "lo políticamente correcto". Si te atreves a decir la verdad, a abogar por la libertad de prensa y a explicar los hechos tal y como son, sin complejos, de lo mínimo que te van a tildar es de fascista. Y así nos luce el pelo.

La censura es mala. La otra censura es aún peor, pues quiere venir disfrazada de bondad y tolerancia, pero esconde algo muy siniestro bajo la falsa premisa de no querer crear alarma social. No vayamos a salirnos del rebaño por decir la verdad, por dura o cruel que sea. No vayamos a predicar aquello en lo que no creemos. No vayamos a caer en la trampa de lo mismo que criticamos. No vayamos a ser pánfilos por no decir la verdad porque, mira, pues porque no queda bien.

Ahí la tenéis, tan perversa, tan siniestra, tan oscura: la otra censura.


viernes, 8 de enero de 2016

Libertad de expresión, educación y convivencia. O la falta de las tres.

Hoy ha salido a la palestra una noticia que en los últimos días ya ha sido la comidilla de todos los sectores educativos de las Islas Baleares: El vídeo de "Soy maricón" evaluado con un 9 por parte de una profesora de bachillerato artístico.
Os dejo la noticia de La Sexta, en la que podéis ver el vídeo completo.

La primera vez que vi el vídeo me pareció gracioso y sólo vi en él a un niñato con pretensiones de ser Aless Gibaja, y no vi más del 30 o 40 segundos. Cuando supe que el vídeo se enmarcaba dentro de una asignatura del bachillerato artístico de un centro público de Baleares, y que le habían puesto un 9, pensé varias cosas:

1. Artísticamente probablemente esté muy bien montado y sea muy original. No dudo de ello.

2. La pega que le veo es que, como docentes, además del espíritu crítico, debemos fomentar el respeto a TODOS los colectivos y, además, también tenemos que procurar que nuestros alumnos usen el lenguaje de manera positiva y no ofensiva, algo que, a todas luces, no ocurre en este vídeo (aunque sí, reconozco que, precisamente por lo irreverente, me hace muchísima gracia).

2.1. Luego queremos comisiones de convivencia y hablamos de tolerancia, respeto a la diversidad (sexual, religiosa...), empatía... Aquí no lo veo. Artísticamente el vídeo será buenísimo y es muy original. Hablando en términos de educación, el producto es bastante discutible. Y sí, el arte pretende provocar (y vaya si lo consigue), pero se trata de un trabajo en un marco educativo, y por esto mismo me cojea.

 3. Si yo hubiera sido la profesora, probablemente le hubiera puesto muy buena nota del montaje y del fondo del mensaje, pero no creo que le hubiera aprobado la parte que hiciera referencia a los medios usados para transmitirlo. Una vez más, me parece que usar insultos y demás, así como atacar a la Iglesia -o a quien sea-, no es algo educativamente válido.

3.1. Creo que, como docentes, nuestro trabajo es ayudar a nuestros alumnos a que transmitan su mensaje con respeto a todo el mundo. Si yo hubiera sido la profesora afectada, seguramente le hubiera aprobado el vídeo -o no-, pero le hubiera pedido que lo repitiera con un lenguaje menos soez y menos ofensivo.

 4. Siendo éste mi punto de vista, creo que es exagerado que se pida la apertura de un expediente disciplinario a la profesora por el 9 a este alumno, aunque esa nota me parezca una barbaridad para un vídeo que no es positivo dentro de un entorno escolar. Mucho menos el expediente tendría que ir a dirección. Eso sí, probablemente este caso sirva para que, en un futuro, se fije en los criterios de evaluación del departamento en cuestión que el lenguaje no apropiado o las faltas de respeto a cualquier colectivo invalidarán el trabajo y el alumno tendrá que elaborar un nuevo proyecto acorde con las normas de convivencia del centro.

Si bien es cierto que históricamente la Iglesia no ha obrado precisamente bien con muchos grupos, tampoco me parece esto un motivo como para que ahora sea objeto de tal falta de respeto. Si empezamos ojo por ojo, acabaremos todos tuertos. Seguramente tanto la profesora como el alumno se acojan a la libertad de expresión para justificar este proyecto, y me parece muy bien, pero no comparto su punto de vista acerca de lo que es "aceptable" o no en dicha libertad de expresión.

Un apunte más, para acabar, y abriendo la caja de los truenos. ¿Y si en vez de a la Iglesia Católica, este vídeo hubiera ido dirigido a la fe islámica? Ahí lo dejo.