domingo, 11 de noviembre de 2012

No me juzgues

Antes de empezar a leer esta nueva entrada del blog, me gustaría que dedicarais un poquito de tiempo de vuestra vida a ver este vídeo que seguramente recordáis. A mí me sigue emocionando.


No os voy a explicar qué paso en Britain's Got Talent porque todos lo habéis visto y la mayoría ya lo conocíais de antes, sólo quiero hacer hincapié en el prejuicio: una mujer rural no puede dar nada bello, del mismo modo que un niño con DEA (un alumno NESE) nunca aprenderá, ¿verdad? Craso error.

Tampoco quiero entrar aquí a valorar cómo tratamos a nuestros alumnos y si les damos todas las oportunidades que se merecen, ni siquiera si les damos la oportunidad de que se muestren ante nosotros como realmente son. Pero hoy no hablaré de alumnos. Hoy no. Como diría Antonio Gala: "Ahora hablaré de mí".

No me juzgues. No puedes juzgarme. No tienes autoridad para ello. Qué más da lo que parezca que soy, lo que aparente. Qué más da que te parezca una persona bruta e insensible. Es irrelevante que te parezca agresiva. Me patina que creas que soy arisca y desagradable. Me ofende que me creas mala profesional. ¿Tú te has mirado al espejo, campeón? Y permíteme la licencia de que te llame campeón, porque lo eres, eres un campeón del escarnio público. A eso, majete, no te gana ni Dios.

¿Me has visto en mi entorno real? ¿Me has visto trabajando? ¿Me has visto hablando con los padres? ¿Me has visto preparando clases o corrigiendo redacciones? ¿Me has visto interactuando día a día con mis alumnos? ¿Sí? ¿Estás seguro de que no me has visto sólo un día y de que no tienes una visión sesgada de mí y de mi labor? Ah, bueno, vale, ahora piensas, ahora vienen los "Es que..."

Ten cuidado, ten mucho cuidado. Te lo digo por experiencia. La última vez que se me ocurrió juzgar a alguien como listillo, soberbio, etc. me equivoqué de tal manera que aún me siento mal y tengo remordimientos por ello. Esa persona no lo sabe, pero es de las que más me ha enseñado y de las que más me ha aportado para mejorar mi labor docente. No es ni siquiera un amigo, apenas hablaba con él y  ya he perdido casi todo el contacto. Era un compañero, y de los buenos. Buen compañero y buen profesional. Me equivoqué tanto y metí la pata tan hasta el fondo que sentía vergüenza cada vez que tenía que dirigirle la palabra. No es la alegría de la huerta, pero tiene otras muchas cualidades. Me equivoqué, mis prejuicios me traicionaron.

Yo soy una vil mortal y también sucumbo a juzgar a la gente a simple vista. Todo el mundo nos causa una primera impresión, esto es así y no podemos hacer nada para cambiarlo, pero de nosotros depende cerrar o no la mente a conocer a esa persona. La última vez que yo cerré la mente me di cuenta de todo lo que me había perdido y hubiera podido aprender... Una oportunidad perdida, pero al menos llegué a tiempo de enmendar mi error.

No me juzgues. Puede que te hayas creado una primera impresión de mí, pero tal vez puede que sea falsa o, al menos, no cierta del todo. No sabes si después de mi orden en clase están mis comeduras de olla con los problemas familiares de mis alumnos, o si después de decir "no voy a trabajar más de lo que me pagan" están mis conversaciones telefónicas nocturnas y extraoficiales con alguna mamá apurada que ya no aguanta más y necesita a alguien con quien desahogarse confidencialmente. No sabes si después de ser estricta con las fechas de entrega y con la diligencia en el trabajo diario tengo manga ancha para corregir o permito ciertas licencias. No sabes si detrás de mi juventud -cosa que se cura con la edad- hay una gran formación y una amplia experiencia. No sabes si detrás de mis dictados se hallan historias apasionantes que hacen que los alumnos se partan de risa. No sabes si después de mis gritos vienen las tutorías individuales y los bocadillos compartidos con un alumno o con una alumna que necesita a alguien que le escuche.

No lo sabes, pero yo te lo digo. De ti depende creerme, aunque, bien mirado, me da igual. ¿Sabes por qué? Porque todas las noches duermo a pierna suelta. ¿Y tú? ¿Puedes conciliar el sueño con tranquilidad? Piénsalo un rato y luego me cuentas. Igual hasta te sorprendes y nos parecemos. O no. No me juzgues. Respétame. Tal vez a mí no me gusten tus métodos o directamente no me gustes tú, pero te respeto y te respetaré e intentaré ser cordial en todo momento. ¿Tú podrías decir lo mismo? 






2 comentarios:

  1. Nena, t'ha passat alguan cosa? (Jessy)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí i no, el que passa és que hi ha gent que em fa ràbia... Però bé... Comptar fins a deu i respirar!

      Eliminar