lunes, 18 de junio de 2012

Sobre la eficiencia, los defectos y las virtudes.

Si alguien ha trabajado en la empresa privada o en algún sector público en el que se busquen resultados (investigación, etc.) sabrá que la eficiencia y la optimización de recursos es la base para una buena organización y, en general, para la concordia y los no-asesinatos entre compañeros de estudio/investigación/trabajo.

Yo tengo muuuchos defectos, pero muchos-muchos, y si no me creéis (los que me conocéis me creeréis a la primera -cabrones, jejejejeje-) se lo pedís a mi madre, que aunque sea mi madre, y precisamente por eso, los conoce todos; a saber: soy gritona, soy testaruda, me enrabieto pronto, amenazo con collejas constantemente (aunque nunca las doy, tranquilos, soy inofensiva), escribo tan fuerte con el boli que puedo llegar a rasgar el papel, etc.

A parte de esos defectillos que habitan en mí, también tengo ciertas virtudes. De todas ellas voy a destacar las que competen al ámbito de la organización. Sí, creo que soy muy organizada, diligente y eficiente (podéis discrepar tranquilamente, que a las pruebas me remito). Aunque soy un poco vaguilla, si me comprometo a algo lo cumplo y siempre cumplo con los plazos (salvo causa de fuerza mayor).

Es por lo citado en el párrafo anterior por lo que me cabrea soberanamente que me rompan ese orden. Soy una persona de rutinas y de ideas fijas, y me cuesta adaptarme a una manera de trabajar más liviana. Las cosas se hacen, se hacen una vez, se hacen bien y se hacen rápido. Y punto.

Sí, yo a veces también la lío parda, pero la lío parda con la suficiente antelación como para poder enmendar cualquier error; además, en mis errores procuro que no se vean implicadas terceras personas. Algo que he aprendido en los últimos años es a decir que no, y eso me sirve, entre otras cosas, para no meterme en berenjenales. También he aprendido a pedir ayuda, aunque sé que si quieres algo bien hecho (a criterio propio) tienes que hacerlo tú mismo. Suelo procurar evitar la ineptitud, pero a veces logra alcanzarme y hacer de mí un daño colateral.

Trabajo en un entorno en el que no se piden cuentas. No tenemos un producto que acabar o unos resultados que obtener. La educación no es una ciencia empírica (porque algunos pedagogos se empeñan en que no lo sea*) y en ella trabajamos con un material demasiado maleable como para que nos dé resultados que nosotros podamos palpar. Yo veré los resultados del trabajo de hoy dentro de 15 años, cuando mis alumnos sean adultos aficientes, eficaces y útiles para la sociedad. ¡O eso espero!





Me ha encantado la imagen; me ha parecido muy acertada y muy explicativa. Eso sí, "asertivo" va con s, no con c. El autor de este cartel no ha sido eficiente, pero sí eficaz. 


-----
* Llevaba mucho tiempo sin meterme con los pedagogos. Ése es otro de mis defectos. xD


2 comentarios:

  1. No sempre les coses es poden fer d'una determinada forma, encara que siga la més eficaç i eficient, i més quan no depenen exclusivament de tu¡¡¡ (Jessy)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Les coses, com ja he dit, s'han de fer un pic, aviat i bé. I prou. Hi ha moltes maneres vàlides, però la premissa és la mateixa: EFICIÈNCIA I EFICÀCIA!!! Bye!

      Eliminar