jueves, 25 de diciembre de 2014

Un milagro de Navidad

A veces, cuando todo parece perdido, cuando estamos al borde del abismo, sucede un milagro. Hoy ha sucedido uno. De hecho, han sido dos: Ha nacido una bebé preciosa y su mamá, que se ha puesto muy malita durante el parto y está en la UCI, parece que mejora para poder estar cuanto antes con su nena. 

Este no va a ser un post cínico ni hiriente, ni siquiera me planteo ser el azote de nadie. Hoy sólo necesitaba compartir que los milagros existen y que las amistades forjadas durante años, desde la infancia, perviven para siempre. Las protagonistas de esta historia son la hermana y la sobrina de una de mis mejores amigas, quien desgraciadamente tampoco pasa por uno de sus mejores momentos (aunque, modestia a parte, sabe que cuenta con varias amigas como yo, jejeje), y creedme si os digo que he sentido todos y cada uno de los momentos de angustia que ha vivido hoy mi amiga. También, afortunadamente, he sentido el alivio de saber que todo se estabilizaba y que las aguas volvían a su cauce. 

Hoy esta estrella se ha posado sobre el Hospital de Inca.

Hoy sólo me pregunto qué hubiera pasado si esa mamá o esa bebé de las que os hablo no hubieran tenido acceso a una prestación sanitaria que garantizara su seguridad durante el parto y que tuviera preparados todos los dispositivos necesarios en caso de emergencia, una sanidad pública que funciona gracias a la labor de profesionales abnegados -aunque muchos políticos se encarguen de dinamitarla y de menospreciarla-. Todas las mamás deberían poder elegir cómo traer a sus bebés al mundo sin verse limitadas por circunstancias totalmente ajenas a la maternidad. 

También me pregunto qué sentirían esa mamá y esa bebé si no tuvieran el cariño de una familia que las ha arropado en todo momento, velando por su bienestar y esperando noticias sobre su evolución. ¿Os imagináis una bebé solita mientras su mami intenta recuperarse? ¿Y cómo estaría el corazoncito de esa mamá si no supiera que su hija está 100% atendida y recibe las innumerables muestras de afecto y cariño que siempre damos a los recién nacidos? ¿Os lo imagináis? A mí se me parte el alma sólo de pensarlo. Desafortunadamente no todas las mamás ni todos los bebés tienen la suerte que ha tenido la hermana de mi amiga de tener a su lado a una familia maravillosa. A veces lo que más cura son los buenos pensamientos y los sentimientos y el cariño de quienes nos quieren. 

Ojalá en el mundo no debieran suceder milagros porque todo funcionara bien. Quién sabe... tal vez algún día. Mientras, pediré mi particular deseo de Navidad: Deseo que todas las mamás del mundo puedan tener a sus hijos en las mejores condiciones y puedan ser asistidas por los mejores profesionales; además, también deseo que tanto ellas como sus bebés tengan todo el amor, el cariño y la protección de sus seres queridos. Porque a veces los milagros también suceden. 

2 comentarios:

  1. He plorat i tot! Que bo que s'hagi fet el miracle i em sumo al teu desig de Nadal. Muaks preciosa

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  2. Ai, Eulàlia, creu-me si et dic que quan ho vaig saber em vaig quedar freda!!! Tant de bo les coses sempre anessin bé! Mil gràcies pel teu comentari!!!!

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