Una larga enfermedad, un accidente, una fatalidad... son varias de las causas por las que amigos y conocidos nuestros nos abandonan a destiempo, en la veintena o sin apenas llegar a ella. Hoy especialmente he querido acordarme de todos ellos: vidas sesgadas que dejan familias abatidas, hundidas en el más profundo de los dolores y en una larga soledad que les acompañará hasta el fin de sus días.
Descansad en paz, allí donde estéis.
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