Sin duda, el peor mes para el frío es febrero. No hacía ni un mes que llegué a Mahón cuando me sorprendió una gran nevada (gran, en comparación con un lugar en el que no nieva nunca, ya me entendéis). No sólo nevaba: había ventisca. Para colmo de males, tenía turno de tarde y acababa a las 10 de la noche de trabajar... No os quiero contar el frío que pasé, por muchas capas que llevara y mucha calefacción que tuviera.
Este año por las mismas fechas la historia se ha repetido. Lleva unas tres horas nevando y no tiene pinta de cesar. Hace un frío que mata pingüinos. Pero bueno, al mal tiempo buena cara; ya he ido a jugar con la nieve, que es lo que toca. A fin de cuentas es invierno, ¿no? Pues frío y nieve. Y viento. El viento que no falte.
Éstas son las vistas desde mi casa y desde la azotea cuando aún se podía salir.
La cosa va en aumento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario